Defender la escuela pública de la anarcoeducación

Diálogo con el exministro Daniel Filmus sobre las políticas de Milei. “La anarcoeducación sería sin planes oficiales ni financiamiento de ningún tipo”. Filmus sostiene que hoy la provincia más perjudicada es Buenos Aires y que para enfrentar el plan educativo del gobierno se deben formar coaliciones de peronistas, radicales y otras fuerzas que sean defensoras de la escuela y la universidad públicas.

La escena muestra a dos hermanos, un niño y una niña, solitarios en su casa. No concurren a ninguna escuela. Tienen entre 9 y 11 años. Conocen compañeritos y compañeritas solo por redes sociales. Están estudiando. Estudian inmensamente solos. Miran fijo sus computadoras. De vez en cuando, chequean la hora. Sus padres están por llegar. La clase está por comenzar. Los educadores son los padres. La ‘seño y el aula’ son postales del pasado.

Semejante distopía es la que postulan los teóricos y ejecutores del anarcocapitalismo, según declaraciones a Buenos Aires/12 de Daniel Filmus. El exministro de Educación y de Ciencia y Tecnología en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, señala que el plan educativo del gobierno “pega especialmente” en la Provincia. Exdiputado, exsenador y exsecretario de Malvinas en la Cancillería, marca que Milei dejó a los escolares bonaerenses sin computadoras ni libros, y a los docentes sin incentivo salarial.

–¿Qué es la anarcoeducación?

–Es el proyecto de Javier Milei. Se inspira en la Escuela Austríaca de economía que postula el anarcocapitalismo. Es la destrucción de la escuela y la universidad públicas.

–¿Nunca se aplicó?

–Ocurre por primera vez en la historia. Siempre tenías políticas de ajuste, neoliberales. Era para momentos de concentración de la riqueza. Hubo otros momentos de expansión de la educación pública con gobiernos nacionales y populares. Ahora tenés un gobierno de tercer tipo. Le suma, conceptualmente, estar en contra de la educación pública.

–¿De qué forma?

–Dicen que no hay confundir educación con escolaridad.

–¿No van de la mano?

–Dicen que podés tener educación en tu casa. No tenés por qué ir a la escuela. Textualmente lo dicen: no confundamos educación con escolaridad. Dicen que escolaridad es una forma de adoctrinamiento. Si querés educación, la dan tus viejos en casa.

–¿Y afuera de casa?

–Hoy tenés las redes sociales. En forma virtual.

El péndulo argentino
Filmus sigue dando clases en la Universidad de Buenos Aires, como hace 40 años. Continúa con sus charlas y su labor de investigador. En colaboración con la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y colegas científicos y expertos de las Universidades de La Plata y San Martín, presentará en la Feria del Libro la obra “¡Afuera!, el lugar de la ciencia y la tecnología en el anarcocapitalismo”, editado por Octubre.

–¿A qué apuntan con la investigación?

–El eje central que estamos trabajando tiene que ver con el análisis de 40 años de democracia. Qué significaron para la educación, la ciencia y la tecnología. Las políticas fueron muy pendulares.

–¿En qué sentido?

–Tuvimos momentos positivos. El gobierno de Raúl Alfonsín democratizó la educación. La universidad venía de tener examen de ingreso, persecución ideológica. Lo cambió Alfonsín.

–Pero después apareció Carlos Menem.

–Vino el neoliberalismo de la década de los años 90. Siguió con la presidencia de Fernando de la Rúa.

–El péndulo pasó para el otro lado.

–Con políticas nacionales y populares. Y después vinieron Mauricio Macri y Alberto Fernández. En 40 años hubo vigencia de las instituciones. Pero fueron pendulares. Cuando crecías y construías, venían luego con políticas de ajuste.

–¿No es parecido a lo que vivimos?

–No. Planteamos que ahora no estamos en esa situación. Estas políticas son totalmente distintas. El tema ya no es el ajuste sí o el ajuste no. La preocupación central del gobierno, doctrinariamente, es el anarcocapitalismo de la Escuela Austríaca de economía. Lo que plantean es que no tiene que haber educación pública. No tiene que haber investigación pública.

–¿Por qué?

–Como acaba de decir Milei: si hay educación pública, la única razón es el adoctrinamiento. En el siglo XIX, los economistas ultraliberales no querían educación pública. Decían que la monarquía transmitía su ideología monárquica. El economista Milton Friedman lo primero que dice es que la educación debe ser privada. Tiene que funcionar con la lógica del mercado. Pero eso es una parte.

–¿Y la otra parte?

–Es la doctrina de que la educación, si es pública, va a distribuir la ideología del Estado.

–MIlei dijo que el Estado es criminal.

–Dicen que la educación tiene que ser del mercado o de la familia. La Ley Ómnibus planteaba, y esto es muy importante para la provincia de Buenos Aires, que a partir de los 9 años se puede estudiar en la casa. Pero fueron más allá del planteo de la Ley Ómnibus con algo que no se practica en ningún lugar del mundo: el unschooling. Es una modalidad en la que vos no estudiás en tu casa los programas que piden en la escuela, sino lo que vos quieras. No necesitás el certificado. El certificado es la presencia del Estado.

–La anarquía educativa.

–Sus teóricos europeos y norteamericanos te dicen que hay que terminar con la institución escolar. Que la comunidad se organice su propia educación. El Estado no tiene por qué financiarla. Plantean que el Estado no tiene que decirte, como padre, cómo tenés que educar a tus hijos. Un mundo ideal anarcocapitalista sería con anarcoeducación. Sin planes oficiales ni financiamiento de ningún tipo.

–¿Tampoco apoya la investigación en ciencias?

–Es lo que dijo Milei cuando le preguntaban por cada ministerio. ‘De ciencia y Tecnología ¡Afuera! El CONICET, ¡Afuera! Le preguntaron ¿cómo vas a privatizar el CONICET? Eso está en contra de toda la historia de la ciencia y la tecnología. Incluso la contemporánea. Ves en la película Oppenheimer cómo el Estado se ocupó del desarrollo de la energía atómica. Y así lo hicieron el Estado ruso, el alemán.

–Y no sólo en energía nuclear.

–Lo ves en la Operación Apolo norteamericana para el viaje a la Luna. Cuando la entonces Unión Soviética sale de la atmósfera y pone en órbita a la perrita Laika, los norteamericanos dicen: ‘Estamos totalmente atrasados’. Y no se lo confiaron al mercado. Era una operación que debía ser estatal. La investigación pública da el lugar de que tengamos internet, las comunicaciones modernas.

–Pero Milei pone como ejemplo a EEUU e Israel.

–Son los países que dice admirar. Pero son los que más invierten en educación, en ciencia y tecnología. Los que no las dejan libradas al mercado. Lo ves en Israel, en Corea del Sur, en Francia. Con Donald Trump en EEUU vuelven a recuperar capacidad científico y tecnológica que China le arrebató.

–Su mayor competidor mundial.

–Perdieron la carrera con China. Por eso los miles de millones que están invirtiendo para recuperar los microprocesadores. Ahora se los compran a Taiwán. Pero se les puede caer en cualquier momento. El objetivo es empezar a pagar mejores salarios porque los científicos se les están yendo a China. Al revés que antes.

–¿La escuela ideologiza?

–Tuvimos una vez una discusión teórica. A la inversa de lo que plantea Milei, la izquierda, con el filósofo y educador Paulo Freire, decía que la escuela transmitía una ideología capitalista. Por eso Milei trae a colación ahora al italiano Antonio Gramsci como enemigo. Ahora bien, lo que quedó demostrado en la pandemia, por ejemplo, cuando los chicos no van a la escuela, lejos de achicarse la brecha de conocimiento, se agranda.

–¿Qué pasa en la Provincia con la escuela?

–Tenés millones de chicos ahora que no tienen computadoras. El gobierno nacional las dejó de distribuir. Igual con los libros. En la pandemia todos tenían señal gratis en el celular. Y tampoco se puede estudiar con un celular.

–¿Hay o no plata para la educación?

–Para el incentivo docente decidieron que no hubiera. Eso impacta mucho en la Provincia. Pero hay para financiar el voucher, para la escuela privada. La situación es gravísima. Lo que quieren es que todo dependa del mercado. Que el Estado, en última instancia, ayude con un plan social.

–¿Funciona el voucher?

–El caso concreto es Chile. Las revueltas estudiantiles fueron justamente contra el modelo de vouchers. Lo que hicieron es municipalizar la educación. Entonces tenías chicos que sólo podían ir a la escuela pública. La Escuela +cero. Pero otro podía ir a la Escuela +10. Y otro aparte del voucher podía poner +20. Las escuelas se fueron estandarizando de acuerdo a la capacidad de cada familia de agregarle a ese voucher.

–¿Se consolidó la desigualdad?

–Las escuelas se llaman Semáforos. Son verdes, amarillas o rojas. Las evaluaban. Todo el mundo quería ir a las verdes. Las de mejores notas. Los propios directores, para atraer a los que tienen voucher +100, no dejaban entrar al que tenía sólo voucher.

–¿Se puede trasladar a Argentina el modelo?

–En la Ley Ómnibus había otra cosa que esperemos que no pase. Se toma un examen a los pibes de quinto año. Algo de lo que nadie se dio cuenta. Podés estar de acuerdo o no. Pero, ¿para qué tomás un examen? Es para evaluar ¿Y para qué evalúo? Para mejorar. Si ese examen no decide si entrás o no a la universidad, ¿qué hacemos? ¿volvés a primer año y hacés 5 años de vuelta?

–Me imagino el terremoto.

–Pero tendría una razón de ser el examen. Ahora, así como estaba en la ley, lo que hace el examen es discriminar. Dar un número para cuando vayas al mercado de trabajo. Unos tendrán un estudio secundario +10, o +9 o +6. Por supuesto que los discriminados van a ser los sectores populares que tienen menor rendimiento en la escuela. En sociología de la educación, es el efecto fila. Voy dando una nota mayor y te coloco primero en la línea de buscadores de trabajo.

–Para la Provincia sería letal.

–El único sentido del examen es discriminar. En la Provincia, el impacto es mucho mayor en los sectores populares. Tenés ahí un tercio del sistema educativo nacional, o más. Se siente el golpe de la no transferencia en el incentivo docente, en la construcción de escuelas, en los libros, en el Conectar Igualdad.

–Con la pobreza en aumento.

–Siempre lo plantea bien el director de Cultura y Educación, Alberto Sileoni. Habla de la Provincia más castigada por estas políticas. Si mirás la ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba o Mendoza tienen mejores condiciones. Es un país desigual.

–¿Se intentó modificar?

–Con la Ley de Financiamiento de la Educación. Antes, Menem, en los años 90, había transferido las escuelas sin plata. Nosotros conseguimos más financiamiento de la Nación.

–Un periodista le dijo a Milei que no hay vouchers.

–Todavía no se implementó. Pero ¿cómo se va a implementar?

–Eso ¿cómo?

–Se financia pagando el Estado un porcentaje de los salarios de acuerdo al nivel de la matrícula. Si el Estado te paga el cien por ciento de tu matrícula, vos le fijás un tope. La matrícula no puede ser más que equis número, por ejemplo. Los salarios los tenés pagos. Entonces cubre lo que te cuesta la luz, la limpieza, etc.

–¿Se eligen escuelas públicas?

–No. Ni siquiera es como el caso chileno. Es una especie de aporte del Estado a la educación privada. Entonces no es que el Estado no tiene plata. Decide a qué atender. El incentivo docente es más o menos el 10 por ciento del salario. Es otra forma indirecta de subsidiar.

–En el lenguaje de Milei no existe la palabra industria, crucial para los bonaerenses.

–Eso pega especialmente en la Provincia.

–¿Y con la escuela técnica qué pasa?

–En los años 90 se votó una ley federal: Argentina fue el único país del mundo que tenia prohibida la escuela técnica. Crearon el TTP, el Trayecto Técnico Profesional, que no servía para nada.

–¿Sigue vigente la escuela técnica?

–En Francia, Alemania, Estados Unidos, son poderosas. Después, si querés, seguís la universidad. Pero ahí la formación de trabajadores es fundamental. Apuntan al desarrollo industrial.

–¿Qué dice la doctrina anarcocapitalista?

–Que son las empresas las que se benefician con el excedente que produce la mayor capacitación de los trabajadores. Son las que forman su propia mano de obra. En economía se llama tasa de retorno de la inversión.

–¿Cómo se financiaban antes las escuelas técnicas?

–Con fondos públicos, no. Se financiaban con un porcentaje del salario de los trabajadores industriales. Así se financia en Francia. Uno y medio por ciento sale del salario del trabajo. Y tres por ciento del empresario, que se supone beneficiario de la educación técnica.

–¿Las Pymes pueden montar una escuela?

–A diferencia de otros países, más del 80 por ciento de los trabajadores, y en la Provincia aún más, son de pequeñas y medianas empresas. Tienen menos de 20, o 10, o 5 trabajadores. No pueden hacer una escuela ni un departamento de investigación. Los tienen las grandes empresas como Volkswagen, Phillips.

–La Argentina de Milei, sin Pymes.

–Claro. Lo que es una tendencia en la acumulación del capital, es que vas a deteriorar el sistema de educativo en lo cuantitativo y cualitativo. También se pueden atrever a volver a los años de 1990 y sacar a las escuelas técnicas. Es una doctrina distinta del neoliberalismo.

–¿Más que un ajuste?

–El ajuste es decir ‘no gastemos en la escuela pública’. Si vas a tener un mercado de trabajo con un 20 por ciento incluido y el 80 por ciento excluido o precario, ¿para qué vas a financiar la educación? Si yo estudio ingeniería, por ejemplo, e lo paga el Estado. Pero cuando me recibo trabajo de taxista ¿Esa inversión para qué la hizo el Estado? Dos Premios Nobel ganaron con esta teoría del capital humano. O sea, tengo que invertir donde me da tasa de retorno.

–Tiene lógica.

–Claro. Tiene una lógica totalmente economicista. Sumada a esa lógica neoliberal. Si voy a ocupar puestos de alta capacitación solo al 20 por ciento de la población ¿para qué voy a educar al restante 80 por ciento?

–El 20 por ciento ya está en la educación privada.

–Los demás, que caigan en la escuela pública, que no sirve para nada, como dijo Macri. La dictadura cambió esta correlación. Antes la escuela privada era la peor. En mi barrio iban los que no le daba la cabeza.

–¿Cambiaron la correlación?

–Si, hicieron universidades y escuelas de elite. Ahí va el 20 por ciento que será la elite dirigente del futuro.

–Milei criticó a la Universidad de Buenos Aires.

–Y a su Facultad de Economía ¡Pero él no fue a esa facultad!. Era de la Belgrano. No sufrió entonces ‘adoctrinamiento’.

–Argentina fue reconocida en el mundo por su escuela pública.

–El filósofo coreano Byung Chul Han dice que en la pandemia empezó la moda del ‘homeworking’ o trabajo en casa. También plantea el peligro de que muchos empiecen con el ‘homeschooling o aprendizaje en casa. La esencia de la escuela de la ley 1420 era construir la nacionalidad. La vida en solidaridad. Estar con el diferente. Construir el conocimiento. El francés Émile Durkheim, creador de la sociología de la educación, decía que la sociedad tiene fuerza centrífuga. En educación era el más liberal de los liberales. Pero defendía la escuela pública. Es la que te permite vivir en sociedad. A este gobierno no le importa la vida en sociedad.

–Justo en el país de ‘M’hijo el dotor’, de Florencio Sánchez.

–Sí, pero también hay que decirlo:: tenemos que aceptar que el sistema educativo necesita muchas transformaciones. El peligro es que nos quedemos defendiendo algo que a todas luces tiene muchas dificultades y atrasa respecto del momento. Como MIlei tiene una propuesta novedosa, podemos quedar nosotros como los conservadores.

–¿El movimiento nacional y popular lo debate?

–La gran discusión es cómo construir una educación pública de calidad. Los que destruyen el Estado de bienestar, lo convierten en estado de malestar. Cuando no podías tener un teléfono, decías, bueno, privatizámelo. No podías tener jubilaciones, bueno, privatizalas.

–Ni el CONICET se salva.

–Es el mejor instituto de investigación de América Latina y uno de los 20 mejores del mundo. Quieren destruir la UBA pero es única en Argentina y está entre las 50 mejores del mundo.

–¿La Provincia cómo lo encara?

–Tiene un desafío enorme que enfrenta Sileoni, a pesar de las dificultades: cómo generamos transformaciones para mayor calidad de la educación. Es muy importante haber defendido la extensión de la escuela cinco horas. Todo el mundo marcha hacia una jornada completa. Sileoni también es el autor de la ley de nivel inicial a los cuatro años. Los sectores populares se socializan con la institución escolar. Deben entrar lo antes posible en el sistema. Si pudiéramos, a los tres años, como Francia.

–¿La concentración de conocimiento lleva a la concentración de riqueza?

–Tal cual. La mejor forma de democratizar una sociedad, es democratizar el acceso al conocimiento. Incluso la Argentina tuvo históricamente la movilidad social ascendente que vos citás con ‘M’hijo el dotor’. La reforma universitaria de 1918 rompe con un modelo oligárquico. Perón establece la gratuidad. Está claro que cuando discutís la concentración del conocimiento en pocas manos, discutís la concentración de la riqueza.

–Se vio en la pandemia.

–Quien tuvo el conocimiento, creó la vacuna. Se decide la vida o la muerte de la humanidad. Todavía hay vacunas que se vencen cuando no las distribuyeron en África. Argentina creó su barbijo del CONICET, su kit de detección temprana, su vacuna. El único país de la región.

–En la Provincia la escuela y la salud públicas son más importantes que en la capital.

–La UBA, por ejemplo, ¿hace algo por Buenos Aires?. Es de excelencia. Pero podría ser de Amsterdam o Tokio ¿Lo ambiental lo resuelve? ¿Lo territorial lo resuelve?

–¿Y las que tienen sede en territorio b de Provincia?

–La Universidad de La Plata, la de San Martín, tienen una representación territorial enorme. Resuelven problemas del país. Pero están en los problemas de sus territorios. Las de Quilmes, José C. Paz, la del Sur, la de Mar del Plata, tienen gran incidencia. La del Centro es la mejor en Informática. La de San Martín en el área Espacial.

–¿Qué problemas, por ejemplo?

–La de Plata resuelve el tema alimentario de miles y miles de familias. Tiene la única fábrica de hidratación de verduras y hortalizas. Tenés fábricas de viviendas populares. O de medicamentos. Para enfermedades poco frecuentes, que al mercado no les interesan. La del Noroeste provincial está muy vinculada al sector agropecuario.

–¿Cuál es el valor de los centros de investigación?

–El Instituto Maiztegui de Pergamino investiga la fiebre hemorrágica, originaria de la región. Macri lo cerró, nosotros lo reabrimos. La articulación público-privada para la Provincia es un camino enorme para el desarrollo.

–Hay ola de despidos en los institutos.

–Están echando gente del Instituto de Pesca que se ocupa de todo el litoral marítimo. Desechar al 80 por ciento de la población es un tiro en el pie. Incluso para educar al 20 por ciento para la elite, necesitan de buenos docentes de la educación pública. Lo mejor para la escuela privada es tener una gran escuela pública.

–¿Milei tomó alguna medida en la escuela pública?

–En 100 días, no hay ninguna. Ni una. Macri tenía la idea de que la escuela distribuye valores. Que no sean valores solidarios ni comunitarios. Que sean de la meritocracia, el individualismo, el emprendedurismo. MIlei, no, Distribuye su ideología por las redes sociales. Pero el conocimiento no se transmite en un minuto. Se transmite en la escuela en el trabajo cotidiano.

–¿Quién está a la a la altura de este reto?

–Hay que formar coaliciones nuevas. Que no sean solo el peronismo o el campo nacional y popular. Deben estar todos los que defienden la escuelas. Los radicales, históricamente, han sido defensores de la escuela pública. El CONICET se crea después del peronismo, en los años 50, con Bernardo Houssay. Con muchos sectores no acordás en otros temas. Pero muchos defienden la escuela y la universidad públicas. Tenemos que enfrentar juntos el riesgo de desaparición de la educación pública.

Por Francisco Pozzi

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